viernes, 22 de mayo de 2009

"Para mí los niños y los engendradores de niños" W. Whitman

Para Melina, que se lo prometí


Hablamos porque perdimos la totalidad al nacer; si pudiéramos fundirnos con la realidad, no necesitaríamos hablar. Es esa etapa en la que los niños aman todo, mucho más allá de lo masculino y lo femenino, aman todo lo existente porque hasta lo que no son personas pertenece a su alma; en esa época ellos sí pueden fundirse con todo, ¡son Dios mismo! Es esa misma etapa en la que no existen pensamientos y el ser es puro sentir.

¡Para qué nació la palabra si sabíamos hacer lo que queríamos!
¡Comenzamos a hablar y dejamos de saber lo que queríamos, pues lo que queremos no tiene nombre!

¡Dichosos los niños que no pretenden las palabras!
¡Y dichosos los niños que son los únicos que saben lo que quieren!

["Sólo los niños aplastan sus narices contra los vidrios" Antoine de Saint Exupéry, El Principito]

lunes, 4 de mayo de 2009

Acerca de las paredes blancas de este bar II

Señor 1: Buenas tardes. Veníamos a reírnos de usted.

Chica 1: Ah, sí. Es aquí. Pasen, pasen.

Señor 2: Disculpe, en el anuncio decía que podemos elegir la habitación en la que reírnos de usted.

Chica 1: Sí, sí; con mucho gusto. Pero, ¡no querrán ustedes reírse de mí en la entrada!

Señor 2: El caso es que tiene usted una entrada muy acogedora.

Señor 1: Sí, la verdad, señortita, muy acogedora.

Chica 1: Bueno, como ustedes deseen... Por ahora lo que más éxito ha tenido es la habitación. Sobre todo la habitación con el armario abierto.

Señor 1: Bueno, enséñenosla... ¡Ja, ja! Si el caso es que el sólo mirarla ya me da risa.

Señor 2: Sí, sí, ¡ja, ja! ¡Mírala, mírala cómo anda!

Chica 1: No acostumbro a hacer esto, pero si siguen riéndose, voy a tener que cobrarles también el preludio.

Señor 2: ¡Ja, ja, ja! ¡Eso sí que es hilariante! ¡Cobrar!

Señor 1: ¡Ja, ja! Pero, señorita...¡ja, ja!...¿no decía en el anuncio que era gratis?

Chica 1: Precisamente...

Señor 1: ¡Ja, ja, ja! Ha empezado ya y ni nos ha avisado... ¡Ja, ja!

Chica 1: Yo no he hecho nada...

Señor 1: ¡Que no, dice! ¿Has oído?

Señor 2: Sí, sí, ¡ja, ja! ¡Cómo no oírlo! ¡Esto es un no parar!

Chica 1: ¡Pero si todavía no he abierto el armario!

Señor 2: ¡Ni falta que hace! ¡ja, ja, ja!

Señor 1: ¡Déjala, déjala que lo abra! ¡Total!

Señor 2: ¡Eso, eso, señorita; abra usted el armario! ¡Total!

Señor 1: ¡No! Espera, ya sé, ¡descuelgue usted el teléfono, mejor! ¡Ja, ja, ja!

Chica 1: Como ustedes deseen...

Señor 1: Mira, mira...¡Ja, ja! ¡Si además es un teléfono de disco!

Chica 1: ¿Le molesta?

Señor 1: En absoluto, chiquilla, en absoluto...