Hoy había un loco en Moncloa subiendo por las escaleras mecánicas que bajan.
Sin avanzar un solo paso. Agonizante. Quieto. Activamente pasivo, inútil.
Y todo el mundo le miraba: ¡qué satisfechos se sentían de subir ellos por las escaleras que subían!
¡Guiados e impulsados por ellas!
¡Ellos que sienten aplastar a los idiotas de los locos!
Pero ni se imaginan lo que yo sé...No se lo cuentes a nadie...los idiotas son ellos.
Él no conseguía subir, ¡pero lo habría logrado!
Ellos, en cambio, subían, le despreciaban, le miraban con descaro y sin respeto y luego cogían el autobús. E iban a trabajar y a morirse; mientras, seguía intentando subir.
Quizá siga intentando subir.
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Dos puertas abiertas al misterio.......
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